Lugo vive el Arde Lucus

Lugo parece haber encontrado a principios del verano el contrapunto festivo a su gran cita anual de otoño. Con cifras en la mano, parece que el Arde Lucus comparte con el San Froilán ese lugar en el podio de las fiestas con gran poder de convocatoria: según cálculos del Concello expresados pasadas las nueve de la tarde de ayer, unas 150.000 personas habían pasado por la ciudad durante toda la jornada.
Tomando como referencia impresiones que le había transmitido el servicio local de Protección Civil, esa cifra equivale a la que se alcanza en una de las jornadas centrales del San Froilán. Por otro lado, el circo romano fue, según las fuentes consultadas, uno de los actos más destacados de la jornada, pues congregó, de acuerdo con esas impresiones, a unas 8.000 personas: unas 2.000 correspondían a las personas que habían comprado entrada, mientras que el resto eran espectadores que veían la actividad desde las cuestas del vecino parque Rosalía de Castro.
Mientras tanto, el centro amurallado ofrecía en algunos momentos de la tarde un ambiente de gran animación. Vías como Ramón Ferreiro o San Marcos constituían dos de los lugares muy usados por vecinos y forasteros para acceder a los lugares donde se concentraban la mayor cantidad de actividades y el mayor porcentaje de animación.
La abundancia de ambiente ofrecía como contrapunto la escasez de incidencias desagradables. Según fuentes del Concello, pasadas las nueve y media de la tarde no se habían registrado llamadas por problemas, aunque se mantenía el operativo a la espera de la última noche de la fiesta, en la que se aguardaba otra concurrencia multitudinaria.
Locales de hostelería de calles y plazas ofrecían una imagen de un lleno propio de las grandes ocasiones. Por un lado, en la praza Maior y en el entorno se notaba un público de más edad y familias con niños. Por otro, en la zona más asociada con el ambiente de vinos, se notaba la presencia de pandillas ya desde media tarde.
Como en otros años, la oferta estrictamente lúdica de la fiesta tuvo como contrapunto las explicaciones sobre el mundo romano y las actividades que se sitúan más bien a medio camino entre lo lúdico y lo formativo. Así, en el campamento instalado en la praza Maior, frente al consistorio, se veían paneles que informaban de aspectos de la vida romana y del funcionamiento del ejército; además, en los campamentos se realizaron diversas actividades que lograron captar la atención de los más jóvenes en una jornada plenamente festiva.

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